Feminismo para cambiarlo todo

Dentro del estado español, en Andalucía se dan las mayores tasas de desempleo, de temporalidad laboral, de pobreza, de exclusión social o de emigración. Todo ello se ve especialmente agravado en el caso de las mujeres y de la juventud andaluza. Como consecuencia de la realidad dependiente y subordinada que vive nuestra tierra, denunciamos que ser mujer, trabajadora y andaluza conlleva vivir una vulnerabilidad específica.

El comienzo del año 2021 está marcado por una agudización de la feminización de la pobreza, intensificada a causa de la crisis del Covid-19. En concreto, nos referimos a la multiplicidad de violencias que recaen sobre las mujeres trabajadoras andaluzas: vivimos una mayor vulneración de nuestros derechos; un empeoramiento de las condiciones de vida; un acceso reducido a los bienes materiales y a una vivienda digna; una mayor dificultad a la hora de compaginar trabajo asalariado y cuidados en el ámbito familiar; una violencia sexual que a nivel laboral se complementa con ser las que soportamos mayores tasas de desempleo, temporalidad y con salarios más bajos a causa de la brecha salarial. A su vez, sigue persistiendo una mayor feminización en los trabajos más precarios: limpiadoras, empleadas del hogar, ayuda a la dependencia, etc. Además, sumamos la violencia física, psicológica y sexual que sigue suponiendo una de las mayores amenazas para nuestras vidas. 2020 nos ha dejado cifras escalofriantes: en el estado español se han registrado 83 asesinatos, sucediendo 13 de ellos en Andalucía1, mientras que se han registrado 1.281 denuncias por violación, siendo 175 de ellas en nuestra tierra.

Como podemos ver de forma clara en Andalucía, bajo el capitalismo las mujeres de clase trabajadora seguiremos atravesadas por mayores niveles de violencia y explotación, más recrudecida aún para el caso de las mujeres migrantes. Por ello, debemos comprender que la violencia estructural del patriarcado no debe desvincularse en su articulación con el sistema capitalista.El origen del patriarcado se ha analizado desde el marxismo señalando que la opresión de género está más arraigada históricamente y, por lo tanto, más enraizada social y culturalmente, que la dominación de clase. En este sentido, el cuerpo de las mujeres y el control de nuestra sexualidad, y, por lo tanto, de nuestra capacidad reproductiva, han sido uno de los pilares sobre los que se ha ejercido la dominación del estado capitalista para subordinar socialmente a las mujeres. 

Para acabar con las opresiones que nos atraviesan como andaluzas debemos ser conscientes de la necesidad de asumir nuestro papel histórico como pueblo, saliendo de la resignación política, elevando y reforzando nuestra identidad nacional y considerando una vía organizativa y revolucionaria que aliente la lucha por la construcción de un poder popular con el horizonte de una Andalucía libre, socialista y feminista. No obstante, es imprescindible entender que la liberación de nuestra nación, deberá darse necesariamente junto a la emancipación de las mujeres de clase trabajadora. Ante ello, consideramos como una contradicción que en las organizaciones de clase, comunistas o de liberación nacional, se relegue a un segundo plano la integración del feminismo y la defensa plena de los derechos individuales y colectivos de las mujeres de clases populares, y de las personas LGTBI, como reivindicaciones básicas que el sistema burgués no cumple. Al contrario que estas, apostamos por la construcción de espacios seguros y libres de conductas machistas y de relaciones de poder, así como de la necesidad de establecer estrategias para una mayor feminización de estos espacios.

Por todo ello, desde Arboreá defendemos el feminismo andaluz y de clase como un posicionamiento político e ideológico fundamental ante las características propias que presenta el patriarcado y el capitalismo en nuestro territorio. El feminismo debe ocupar una posición central en nuestra lucha al reivindicar la necesidad de conquistar la soberanía por parte de un sector fundamental de la sociedad: las mujeres y las identidades y sexualidades no normativas. Para ello, debemos ir más allá del enfoque individualista, clasista y racista del feminismo reformista y liberal, para defender un feminismo andaluz, de clase y combativo. Un feminismo que parta de la realidad de las mujeres trabajadoras en Andalucía, sus resistencias y sus luchas, y que apunte a construir una sociedad libre de opresiones y desigualdades.

No habrá una Andalucía libre si no comprendemos la diversidad de nuestras raíces y nuestra historia, si no rompemos con los roles sociales y de género adquiridos, donde no normalicemos la cosificación y folclorización de nuestros cuerpos y donde el trabajo reproductivo y los cuidados sean colectivos en el marco de la construcción de una sociedad socialista. Ante ello, las mujeres obreras y andaluzas debemos reivindicarnos como sujetos políticos activos y ocupar el lugar del que históricamente nos han relegado.

Feminismo y soberanía para construir matria andaluza.